Discriminación positiva; “Protección de
carácter extraordinario que se da a un grupo social históricamente discriminado”,
esta es la definición que encontramos de discriminación positiva en el
Diccionario de la Real Academia Española (DRAE). En este breve ensayo y con la
ayuda de Thomas Sowell y su libro publicado en 2006; “La discriminación
positiva en el mundo”, trataré de poner al menos en duda los resultados que han
tenido estas políticas a lo largo de la historia, mediante los datos y la
información que nos aporta este autor.
Muy brevemente para entrar en contexto me
gustaría presentar al autor del libro en quien basaré mi ensayo. Como ya he
dicho él es, Tomas Sowell, un economista, político, filósofo y escritor de
ideología libertaria, nacido en los años 30’ en Estados Unidos y de origen
afroamericano. El hecho de que siendo afroamericano luchara contra las medidas
de discriminación positiva, en medio de la aplicación de estas en Estados
Unidos sobre la población de color es un dato relevante para tener en cuenta la
objetividad del pensamiento de este autor.
Entrando en materia, el término
“discriminación positiva” fue acuñado por John Fitzgerald Kennedy, presidente
de los Estado Unidos durante los primeros años de los 60’ en plena lucha por
los derechos civiles del “colectivo” afroamericano. Pero este tipo de políticas
se han aplicado desde antes y desde entonces hasta la actualidad a lo largo y
ancho del mundo escondidas detrás de otros nombres; acción afirmativa,
estandarización, preferencias de grupo…etc.
Una de las primeras preguntas que se hace
Sowell, es que si verdaderamente este tipo de medidas tienen un carácter
limitado y transitorio. Para ello Sowell nos presenta una serie de ejemplos de
como cuando se introducen políticas de acción positiva, aunque desde un primer
momento se proponga introducir limites a las personas afectadas por estas y a
la duración de dichas medidas, el resultado es siempre la ampliación del
segmento de población a la que se le aplica el “cupo” y la ampliación
indefinida en el tiempo. Un ejemplo de los tantos que pone el economista es el
de la India que en 1949 el gobierno abrió el debate de la relajación de las
preferencias para la admisión universitaria con lo que estuvieron de acuerdo
incluso los grupos afectados, incluyendo una limitación temporal de 10 años.
Hoy en día se siguen aplicando, porque cuando se otorga un privilegio es muy difícil
quitarlo. Hay quienes defienden que estas medidas se deben aplicar hasta,
siempre y cuando haya desigualdad social y económica, pero ¿Cuándo ha habido
igualdad económica y social a lo largo de la historia de la raza humana? y ¿Es
deseable la igualdad económica?, en todo caso esta claro que ese es otro
debate.
El segundo planteamiento que hace Sowell
trata la designación y redesignación de grupos preferentes y no preferentes, es
decir que una de las consecuencias del trato preferente ha sido la redesignación
de individuos pertenecientes a grupos no preferentes como pertenecientes a
grupos preferentes. Sowell pone este ejemplo; “Algunas personas de ascendencia
mixta que han sido consideradas y que se han identificado personalmente como
miembros del grupo A pueden decidir redesignarse como componentes del grupo B,
cuando el grupo B tiene derecho a recibir un trato preferente y el grupo A no”.
Así en Estados Unidos durante el periodo de segregación racial, algunos
afroamericanos de tez clara pasaban como blancos para así librarse de las
desventajas del colectivo. Todo cambió cuando durante la aplicación de
preferencias de grupo, personas blancas aducían antepasados lejanos de alguna
otra raza para beneficiarse las políticas. Como dato, el número de indios americanos
de entre 15 y 19 años antes de 1960 era inferior a 50.000 individuos, pero en
1980, los indios americanos entre 35 y 39 años eran 80.000, ósea un 60% más.
Pero por acercarlo un poco mas a la realidad española de la discriminación
positiva, ¿Qué impide a un hombre realizar un cambio de sexo para beneficiarse
de un trato preferente?
Sin duda otro de los problemas de la
discriminación positiva son los incentivos. “Tanto los grupos preferentes como
los no preferentes han modificado su comportamiento y actitudes para responder
a las políticas preferentes y a los fundamentos de tales políticas”, sentencia
Sowell literalmente. La discriminación positiva solo consigue desmotivar el
esfuerzo, de los grupos preferentes porque no necesitan rendir al máximo para
conseguir sus objetivos y de los no preferentes ya que muchas veces alcanzar
sus objetivos, aunque se esfuercen al máximo puede ser imposible.
Según Sowell una de las grandes
consecuencias negativas de la acción afirmativa, es la pérdida social fruto del
resentimiento de aquellos grupos no preferentes. El autor, nos hace suponer en
uno de sus ejemplos que 300 personas cualificadas se presentan a un examen para
ocupar para 10 plazas, 9 de estas, serán ocupadas por las 9 personas con máxima
puntuación. Para asignar la última plaza, los adjudicadores de la misma
buscarán alguien en la lista que pertenezca a un grupo preferente. Imaginemos
que esta persona se encuentra en el puesto 140, sería normal que 131 personas
se sintieran ofendidas. Pero el problema no se queda aquí ya que quien ocupe
esta ultima plaza será considerado por sus compañeros como un trabajador de
segunda categoría, creando un clima social adverso en las relaciones
intergrupales. No hay que ir muy lejos para observar las desastrosas consecuencias
de la discriminación positiva en el clima social, materializada en la inmersión
lingüística, a raíz de la cual mucha gente tanto en Cataluña como en Baleares
han comenzado a desarrollar un odio hacia la lengua que se trata de imponer,
cuando de otra manera sería impensable que alguien pudiera odiar una legua en
sí.
Para concluir Sowell nos advierte de la
dificultad de diferenciar si la mejora de las condiciones de grupo se debe a la
discriminación positiva u a otro tipo de factores. Lo que si hace Thomas Sowell
es señalarnos la atribución injusta que han hecho muchos defensores del trato
preferente, como instrumento impulsor de grupos no preferentes. Así el
porcentaje de familias negras con ingresos inferiores al umbral de pobreza
oficial pasó del 87% al 47% entre 1940-60 antes de las legislaciones de
discriminación positiva. Así también, la proporción de estudiantes negros en la
universidad se duplicó antes de este tipo de medidas. Sowell pone infinidad de
ejemplos como este que solo certifican que las medidas de discriminación
positiva tienen consecuencias mas negativas que positivas, si las tiene, para
la sociedad.
Para mi y con esto ya concluyo, la única
solución a la discriminación histórica que hayan podido haber sufrido
determinados grupos es la libertad y la igualdad ante la ley. Solo en un clima
de libertad los individuos serán capaces de trabajar por su proyecto de vida.
Comentarios
Publicar un comentario